EL HOMBRE DE PEKÍN: HOMO PEKINENSIS ¿UN EX ERECTUS?






En noviembre de 1941 un cargamento conteniendo los restos del Hombre de Pekín hallados en  una cueva de Zhoukoudian entre los años 1921 y 1937, desaparecieron misteriosamente en el camino a la ciudad portuaria de Quinghuangdao (hasta ese momento habían sido puestos en el Laboratorio del Cenozoico de la Facultad de Medicina de Beijing). Habían sido enviados allí por el secretario del gobierno chino Kuomingtang, Hu Chengzi, desde donde partirían a los Estados Unidos como forma de protegerlos de la invasión japonesa. Se cree que los marines que transportaban el cargamento fueron capturados por militares japoneses. Restos fósiles de más de 40 especímenes de la especie Hombre de Pekín, con una antigüedad de entre 500 y 250.000 años (14 cráneos, 14 mandíbulas inferiores, 148 dientes y otros restos postcraneales), se perdieron para siempre: nunca fueron encontrados y nunca se supo que pasó con ellos.
La historia del hallazgo del Hombre de Pekín constituye un clásico de la antropología. Todo comenzó cuando uno de los tradicionales "dientes de dragón" que los campesinos chinos de la zona de Zhoukoudian vendían a los extranjeros fué a dar manos del geólogo sueco Johan Gunnar Andersson. Se lo identificó como perteneciente a un mamífero prehistórico. Se decidió iniciar excavaciones en la llamada Colina del Hueso del Dragón y allí, en 1921, el paleontólogo austríaco Otto A. Zdansky, colaborador de Andersson, encontró restos de dientes de un homínido (un molar superior y un premolar inferior). En 1926 los fósiles fueron analizados por el anatomista canadiense Davidson Black en la Facultad de Medicina de Beijing. En 1927 Black anunciaba en la revista Nature el descubrimiento del Sinanthropus pekinensis.
Bajo el patrocinio de la Fundación Rockefeller desde 1929 se excavó febrilmente en Zhoukudian bajo la dirección de los arqueólogos chinos Yang Zhongjiang, Pei Wenzhong y Jia Lanpo (con la participación de Pierre Teilhard de Chardin y Franz Weidenreich). En 1937 la guerra chino-japonesa interrumpió los trabajos.
En 1940 Weidenreich, quien poseía las únicas réplicas de los originales que desaparecerían un año después, reinterpreta los restos como pertenecientes a Homo erectus pekinensis, contradiciendo la tesis de Dubois de que no se trataba de una misma especie conjuntamente con el Hombre de Java (Pithecanthropus). Las excavaciones se reanudaron en Zhoukudien en 1959, con el respaldo del régimen maoísta. Ese año se descubre una mandíbula completa. En 1966 aparecen restos de cráneos. Después de 1972 las excavaciones se intensifican. En 1993-94 se halla un cráneo (Cráneo 1) de mujer datado en 580-620.000 años en Hulu Cave, Tangshan Hill (Nanjing, Jiangsu). A pesar de tener algunas características muy modernas, se lo ha incluido en la especie pekinensis.
El hombre de Pekín reconstruído posee una capacidad craneana que oscila entre 915 y 1225 cc. El resto de sus características son de un típico erectus: grueso torus supraorbital, gruesas paredes del cráneo y de los huesos de las extremidades, hueso occipital muy angulado, frontal bajo y huidizo, craneo alargado y bajo. Aparece asociado a instrumental lítico del Modo 1 (ausencia total de bifaciales) y a ceniza (posible evidencia de uso del fuego). No es posible encontrar una relación entre la industria bifacial (Modo 2) y, por ende, achelense encontrada en Baise, región autónoma Guangxi-Zhuang (en la frontera con Vietnam), con una antigüedad de 800.000 años, y el Hombre de Pekín. Al parecer en China se desarrolló una cultura bifacial local ubicada en la época de Riss-Würm, llamada Complejo Fen (afluente del Huangho,en Tingsun, Xansi) con sitios en Lantian, Xanmesia, cueva de Shilongtou, Xiachuang. Podría existir relación con la tecnología bifacial de Mont Do (Vietnam) y Okladnikov (Mongolia). Es posible que fuera desarrollada por el pekinensis o traída por nuevos emigrantes (existe una sólida tradición achelense hindú que se remonta a 1,4 millones de años). De todos modos parece evidente que el achelense sí cruzó la "Línea Movius" al este de la India.
La cultura lítica de India, China y Sudeste Asiático sigue una línea evolutiva propia, al parecer, sin contactos con África y el Levante asiático. En todo caso la tradición lítica hindú podría tener alguna relación con el corredor africano-levantino. Con más de 250-500.000 años la cultura hindú Presoaniense puede considerarse plenamente achelense. Del mismo período, pero algo más reciente, es la cultura china Padjitaniense. Hacia 200-250.000 irrumpe en India una cultura típica del Achelense pleno africano-levantino. Entre 100-200.000 años coexistirá dicha tradición con la Soaniense. En cambio en China el Padjitaniense evoluciona hacia la Cultura Fen (hacia 100-200.000 años) y ésta hacia la Cultura de Ordos (75-100.000). Entre 50-75.000 se desarrolla en Java la Cultura de Ngandong , contemporánea de la etapa final del Soaniense hindú.
Algunas creencias asociadas al Hombre de Pekín han sido cuestionadas seriamente por varios autores. En 1985 Lewis Binford dudaba de la hipótesis del cazador y se decantaba por la de un homínido preferentemente carroñero. En 1998 Steve Weirner en el Instituto Científico Weizmann estableció la falta de evidencias científicas respecto del uso del fuego por los hombres de Zhoukoudian.
Es interesante resaltar que no pocos autores prefieren utilizar la expresión Homo pekinensis para los fósiles de Zhoukoudien y Nanjing, y aceptar la hipótesis sugerida en 1977 por Aguirre y De Lumley de restringir la acepción Homo erectus a los fósiles de Java. Tal idea surge de las notorias diferencias que existen entre los cráneos de pekinensis y los del Hombre de Java. También existen diferencias entre ergaster y pekinensis.  Dos diferencias fundamentales son: el patrón métrico y la presencia de torus supraorbital en doble arco (presente también en antecessor, pero ausente en ergaster y erectus de Java quienes presentan torus continuo). También se ha señalado que el cráneo de Nanjing I presenta una morfología facial totalmente moderna y comparable al fósil ATD6-69 (Homo antecessor). De hecho algunas similitudes entre el cráneo de Nanjing, los restos de Zhoukoudian y los fósiles de Atapuerca han inducido a pensar a algunos autores (sobre todo Bermúdez de Castro) que antecessor pudo venir de Asia. O quizá simplemente tengan un ancestro común (antecessor, georgicus y los erectus asiáticos serían parte de la primera migración olduvayense que salió de África hace alrededor de los 2 millones de años). También cabe la posibilidad de que las supuestas similitudes hispano-asiáticas sólo sean parte de un fenómeno de convergencia evolutiva.
Una nueva datación realizada por un equipo chino-estadounidense, a cargo de Guanjun Chen y Darryl E. Granger (Universidad de Purdue, Indiana) con el método de medición de degradación de isótopos de berilio y aluminio en granos de cuarzo de arenisca asociada a fósiles ha establecido la cifra de 770.000 años para los restos "clásicos" de Hombre de Pekín (que se situaban en 500.000 y 250.000 años). Para José María Bermúdez de Castro, del CENIEH (Centro Nacional de Evolución Humana), que ha datado los restos de la Sima del Elefante con ese método, la noticia le ha venido de perillas. En efecto, el antropólogo español ha venido sosteniendo que existe un parentesco cercano entre los restos de Gran Dolina y Zhoukoudian. La nueva datación de hecho los hace casi contemporáneos.

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